Las casas de campo es lo que tienen. Siempre oyes ruidos que no sabes de dónde vienen y dices: "¡Ay, estas casa viejas!". Y los duendecillos, desde la pared, se ríen con ganas.
¡Ah, cómo se nota tu cinefilia! Porque mira que por muchas vueltas que le daba no caía dónde había visto yo esa cara. ¡Y mira que me sonaba! ¿Los teleñecos, Cristal Oscuro, dibujos de duendes, mi hija...? ¡No! ¡Era E.T., claro!
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