Somos como niños

Antes se consideraba que los niños eran adultos pequeños. Ahora se diferencia claramente al niño del adulto. El niño es un futuro adulto al que hay que formar. Pues bien, observando un poco el mundo, cómo se comportan los adultos, qué buscan o qué programas son los que más éxito tienen en televisión, cada vez me reafirmo más en una teoría que me vino a la cabeza hace tiempo: los adultos no son sino niños crecidos.
No piense nadie que es una teoría vana dicha con la única finalidad de llamar la atención. Lo que el adulto tiene es experiencia, pero se sigue moviendo por las mismas motivaciones básicas que los niños. El adulto, al igual que el niño, piensa que ya es mayor y que tiene razón. Si a un niño le pirran los juguetes, a nosotros los aparatos electrónicos, ordenadores, cámaras o trastos inútiles para la casa y muchas veces nos los compramos con el mismo afán compulsivo que un niño. Comemos alimentos más elaborados, pero porque nuestro gusto ha cambiado. Raro es que si odias el filete de hígado te lo pongas en la mesa una vez a la semana. Y cada vez encuentro más ejemplos, pero no me quiero alargar.
Lo que quisiera es que se aplicara esta teoría a la creación artística para niños. He oído muchas veces que hay que simplificar porque si no los niños no lo van a entender. O que no se puede hablar de un tema, porque no es para niños. Y siempre, cuando se dice esto, parece que los niños son un poco cortos, pero que bueno, ya crecerán. No es así. Los niños están en un momento determinado de su vida, igual que nosotros estamos en el nuestro, pero ninguno es más que otro. Lo que pasa es que a unas edades no te interesan los mismos temas ni te atrae el mismo lenguaje. No es que no podamos hablar de enrevesadas tramas políticas al niño porque no lo va a entender. Es que ni lo va a entender ni le va a interesar un pimiento, al igual que le ocurriría a un adulto si le hablaran de la problemática de los esquimales para sonarse los mocos. Pero los niños, igual que los adultos, gustan y entienden perfectamente historias de amor, de amistad y, por supuesto de odio, porque todo eso son valores universales que tenemos desde la infancia.
Es verdad que los niños están descubriendo el mundo y que por eso, cuando juegas con los colores o con formas simples como un cuadrado o un círculo, alucinan. Tú eso lo tienes un poco superado. Pero si tan sólo vas a "enseñarles" los colores y las formas, los vas a aburrir y a insultar a su inteligencia. Los colores y las formas dan lugar a un lenguaje poético y visual con el que tú, como creador, has de jugar al igual que el escritor juega con palabras.
En definitiva, que si no creéis que los adultos no son sino niños crecidos, ved alguna serie de las que echan por la noche y me contáis.
Y en cualquier caso, que un buen espectáculo infantil es el que gusta tanto a niños como a adultos. Si los adultos se aburren es porque no hemos sabido tratar el tema y mucho menos elevar el lenguaje que utilizamos a la categoría de arte.
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