Alucina con los clásicos
Los tres cerditos fue el primer espectáculo "serio" que monté. Antes, en plan aficionado, había montado con amigos unas obritas cortas para hacer en El Retiro pasando gorra y en cumpleaños. Cuando decidí montar un espectáculo para mover en plan profesional pensé antes de nada en hacer un clásico. Era un seguro, pero nunca imaginé que tanto.
Los tres cerditos, como primer montaje que hice, es un espectáculo muy sencillo. Prácticamente todo está hecho con muñecos de guante, género con el que siempre me he sentido muy cómodo. Apenas tiene escenografía, simplemente el teatrillo de titiritero sin decorados ni telones de fondo. Sin embargo la adaptación del cuento es realmente simpática. Podría decir que demostré mi gran genio creativo, pero me gusta más reconocer que se me apareció la Virgen al hilar la historia. La obra resulta muy divertida no sólo para los niños, sino también para los mayores por todos los guiños que tiene para ellos.
Después de 10 años, sigue siendo uno de los espectáculos más solicitados. Al poco de estrenarlo, en 1998, contra toda previsión, haciendo temporada en el teatro Pradillo, en un caluroso mes de junio, cuando nadie va al teatro si no es en la calle, conseguimos colgar el cartel de no hay localidades prácticamente todos los días. El domingo del fin de semana pasado íbamos a hacer una función en la Sala Arlequino y ya el viernes nos llamaron para ver si podíamos hacer un segundo pase porque estaba todo vendido. Hicimos un segundo pase y aún hemos tenido que volver este sábado porque aún hubo gente que se quedó con ganas de verlo.
El espectáculo no decepciona. Es muy divertido y todo el mundo sale siempre muy contento. Pero no creo que el mérito del lleno se deba a ello. Si ya es difícil que la gente conozca compañías de teatro de actor para adultos, imaginaos la de teatro infantil y de títeres. Dudo mucho que ninguno de los asistentes conociera nuestra compañía, nuestra trayectoria y mucho menos que tuviera una mínima referencia del espectáculo. Los clásicos son clásicos y es lo que tienen. ¿Quién no llevaría a sus niños a ver Los tres cerditos?
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