Trabajar, qué felicidad


Después de dos días horribles, con la furgoneta averiada, viaje arriba, viaje abajo, con tantas horas perdidas, cómo se disfrutan las funciones. Igual por eso salieron tan bien. Estuvimos en Rota, Chiclana, Puerto de Santa María y Conil y la gente salió muy contenta.
Es curioso, El Sastrecillo Valiente es el espectáculo que menos me gusta de nuestro repertorio. Le quiero, como a todos mis hijos, pero es al que menos quiero, qué le vamos a hacer. Fue hijo segundón, todavía no sabía hacer muñecos muy elaborados, la escenografía casi inexistente, la dramaturgia no destaca por su originalidad,... Sin embargo gusta muchísimo. En esta gira, como en otras funciones, el público se rió con todos los chistes y se quedó enganchado de principio a fin. Muchos padres me felicitaron no sólo porque les hubiera gustado a sus hijos, sino porque ellos mismos se lo habían pasado repipa. En fin, que hasta los hijos menos queridos te dan grandes satisfacciones.

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