¡Voila, Perico!



¡Y por fin quedó terminado! No es que sea muy original, pero salió resultón. Mi hija tampoco transpiró mucho para buscarle nombre: ¡Perico!
Los más observadores veréis que lleva varillas a los codos, en lugar de a las manos, pero es que mi hija no tenía ninguna intención de moverlo a brazo alzado, sino a su altura, para poder hablar con él, así que ¿para qué ponerle unas varillas colgando si no es para sacarle un ojo a alguien?

También veréis que está un poco lejos del boceto original. No tiene cara de investigador. Le faltan las gafas, fundamental para ser un científico. Aunque si ahora se las pusiera no sé si tendría más pinta de azafata del Un, dos, tres, más que otra cosa. Tampoco lleva bata, me hubiera llevado más tiempo hacérsela. Aunque eso sí que no descarto que se lo traigan los Reyes.

Por lo demás, sólo tiene un fallo. Cuando juega con mi hija, todos los niños se acercan a ver y al final siempre acabamos montando el show.

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