Monsieur Guignol
Viajando por Francia encontramos muchas carpas en las que se anunciaba el gran espectáculo: ¡Monsieur Guignol! Siempre pasábamos de largo, pero un día obligué a toda la familia a parar delante de una de ellas.
-¡Esto hay que verlo!
Mi hija, que antes había visto unos columpios magníficos, dijo que no entraba ni atada.
-¡Pero si es el gran monsieur Guignol! ¡El histórico!
Ni caso.
Menos mal que estaba Pepe, que nunca me deja solo en estos lances.
Y menos mal que no entró mi hija. ¡Qué espectáculo más malo! Un teatrillo birrioso, una manipulación pésima, con un muñeco que se bajaba mientras el otro hablaba, persecuciones malísimas, cambios del telón de escenografía eternos... Y una señora me comentó que el texto no era muy bueno. ¡Qué salada! ¡Pero si yo no sé francés!
Pero me da igual. Yo salí contento porque... ¡por fin había visto a Monsieur Guignol!
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