El final de Pequeñeces
Creo que Pequeñeces es nuestro mejor espectáculo en muchos sentidos. Es muy divertido, engancha desde el principio a todo tipo de público, desde niños de guardería hasta abuelos con bastón.
Pero una de las mejores cosas que tiene es su final. La bebita piensa que el titiritero es su papá y este se pasa todo el espectáculo explicándola que no, que no es así. A pesar de ello, claro, se ocupa de ella, le da de comer, le cambia el pañal... Y hasta le cuenta un cuento para ir a dormir. Y justo en ese momento, cuando los dos personajes han simpatizado, cuando se están divirtiendo juntos, en el mejor momento, vuelve la cigüeña:
- Vengo a por el bebé.
Un silencio demoledor se hace en la sala.
Un final bestial.
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