Pepe y la torre del tardón


Andaba Pepe de paseo por Plasencia cuando vio a un congénere colgado en la torre del Ayuntamiento, con un martillito en la mano y viendo cómo pasan las horas.
- ¡Eso sí que es un trabajo duro! - me dijo puntilloso.
Le preguntamos a Mayorga, que así se llama el sujeto, si no le apetecía bajar y darse un respiro.
- No, no, gracias. He quedado a las cinco y cuarto.
Pues nada.

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