Malic

Estaba yo en el despacho, concentrado en mis asuntos cuando apareció Perico.
- ¡Maravilloso, genial, original, admirable!
- Muchas gracias, Perico, ya sé que he estado muy bien en mis últimas funciones...
- ¡Tú no, mendrugo! ¡Hablo del libro de Toni Rumbau, el de Malic!
- Ya decía yo.
- Me ha encantado. Es la primera vez que al leer la historia de una compañía conoces más de todo lo que la rodeó que de la misma compañía. Su lectura es un placer. Hay que reconocer que Toni Rumbau sabe escribir muy bien, pero también que el concepto del libro es muy bueno.
No se trata tanto de contar la historia de Malic y de la Fanfarra día por día, función por función y dato por dato, fría y objetivamente. Es una historia personal contada con estilo impecable. Dedica mucho tiemo a hablar de lo que les iba ocurriendo, retratando a la sociedad y analizando lo que sucedió en el mundo y, sobre todo, hablando de las ideas y las pasiones que movieron a la Fanfarra.
Cualquiera podría esperar un ladrillo de doscientas y pico páginas y sin embargo, es una verdadera delicia.
- ¿Y no te había dicho yo que te leyeras el de Catalina y los bosques de hormigón?
- Todo a su tiempo, querido amigo.
- ¡Maravilloso, genial, original, admirable!
- Muchas gracias, Perico, ya sé que he estado muy bien en mis últimas funciones...
- ¡Tú no, mendrugo! ¡Hablo del libro de Toni Rumbau, el de Malic!
- Ya decía yo.
- Me ha encantado. Es la primera vez que al leer la historia de una compañía conoces más de todo lo que la rodeó que de la misma compañía. Su lectura es un placer. Hay que reconocer que Toni Rumbau sabe escribir muy bien, pero también que el concepto del libro es muy bueno.
No se trata tanto de contar la historia de Malic y de la Fanfarra día por día, función por función y dato por dato, fría y objetivamente. Es una historia personal contada con estilo impecable. Dedica mucho tiemo a hablar de lo que les iba ocurriendo, retratando a la sociedad y analizando lo que sucedió en el mundo y, sobre todo, hablando de las ideas y las pasiones que movieron a la Fanfarra.
Cualquiera podría esperar un ladrillo de doscientas y pico páginas y sin embargo, es una verdadera delicia.
- ¿Y no te había dicho yo que te leyeras el de Catalina y los bosques de hormigón?
- Todo a su tiempo, querido amigo.
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