Éxitos y fracasos



Y los sueños, sueños son es uno de nuestros éxitos más estrepitosamente fracasados. Me explico. Para mí es uno de nuestros mejores espectáculos, pero es el que menos nos piden. Los clásicos para niños no venden. Y menos si son títeres para niños a partir de 7 años. Y menos aún si se trata de una adaptación nada más y nada menos que de La vida es sueño, de Calderón de la Barca.

No importa, hicimos el espectáculo conociendo el riesgo y lo asumimos con alegría.

Para Tropos es un espectáculo importante por varios motivos. Rompió un poco la línea en la que se iba encasillando la compañía. En los espectáculos anteriores predominaba el títere de guante, con muy poco trabajo de actor que casi siempre se veía limitado al papel de narrador y un humor que funcionaba muy bien, pero que siempre era el mismo.

En Y los sueños, sueños son cambiamos a un títere de mesa que se relaciona con los actores al mismo nivel. Hay, pues, bastante trabajo de actor que ya entra a participar en la historia como un personaje bien definido. Los versos de Calderón, ahí donde pudimos conservarlos, son una verdadera maravilla. Seguimos buscando el humor, pero con otros registros y, sobre todo, el espectáculo empieza a hablar de temas más profundos y que llegan a todo el mundo, las relaciones de padres e hijos, el amor, la libertad, la justicia... Temas que aparecen en la obra de Calderón. Y esa línea es la que continuamos después con Pequeñeces y El monstruito.

Sí, Y los sueños, sueños son es un buen espectáculo que nos sacó del teatrillo y nos ha permitido empezar a jugar con muchas más cosas. Por eso, aunque sea un espectáculo del que no nos piden muchas funciones, siempre será para nosotros un placer volver a representarlo.

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