Caperucita Roja en Miranda de Ebro

¡Qué bien cuando salen bien las cosas! ¡Y qué requetebién cuando no sólo salen bien, sino además genial!
Yo, que soy de natural intranquilo, me gusta llegar a montar con tiempo de sobra, pero Ricardo y Javier, los técnicos, lo tenían todo perfectamente ordenado y controlado. Trabajaban con tranquilidad, pero con las cosas muy claras y con mucha precisión.
- Claro- diría alguien- Es normal.
- ¡Si vieras lo que es normal!
Así que nos ha dado tiempo de sobra para hacer un pasecillo técnico, calentar e incluso tomarnos un cafecito con una quesada que había hecho Pilar, la encargada de la taquilla. ¡Riquísima!
¡Así da gusto trabajar!
Y así ha salido la función. La sala estaba prácticamente llena. No pretendo colgarme el mérito, la Casa de Cultura tiene función todos los domingos y eso se nota. Era Caperucita, que siempre atrae. Y además llovía, que al menos en Madrid es motivo para ir al teatro. Pero el caso es que la sala estaba llena y los niños han disfrutado de lo lindo, los padres también y, por supuesto, yo también.
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